¿Cuál es el mensaje que tenemos que comprender cuando la rabia se apodera de nosotros? ¿Podemos menejar la rabia sin convertirnos en maestros zen?
Que es la rabia
Digamos la verdad ¿Quién no o por lo menos una vez se ha rabiado con sus propios padres, la pareja, hijos, con dios o con uno mismos?
Empecemos diciendo que la rabia es una emoción que nace de la incapacidad de aceptar las cosas tal y como son. Si se da una situación, una persona, un evento que no entiendo y no puedo aceptar, entonces surge en mí la rabia, sin embargo la rabia, si observamos, no está bien ni mal, es solo la consecuencia de un dolor interior. Y seguramente está relacionado con el propio nivel de consciencia.
¿Para que sirve la rabia, es posible transformarla?
La rabia nos hacer ver algunas cosas de la realidad que ahora no entendemos y que juzgamos como «errónea/equivocada» dándonos la oportunidad de ver al mismo tiempo partes todavía fragmentadas en nosotros.
La rabia (como otras emociones negativas) de hecho puede traernos una lección: nos hace ver que no estamos centrados y no estamos alineados con las necesidades de nuestra alma.
Debemos aprender a observar todo lo que sucede dentro de nosotros, en vez de dejar que decida nuestro inconsciente. De hecho en nuestro subconsciente están memorizados traumas, patrones, convicciones que influyen constantemente sobre pensamientos y emociones que a su vez condicionan nuestra «realidad».
El peligro radica en la identificación con el ego, en la trampa de los pensamientos y las emociones.
Los efectos de la rabia
Aunque hay que expresarlo, desahogar la rabia con acciones airadas sin consciencia seguramente no beneficie a nadie. Lo mismo ocurre si no se procesa internamente, ya que se acumularía creando un fuerte malestar psicofísico. Ya se manifieste en actitudes destructivas o que se la reprima, la rabia es dañina para el cuerpo.
Cada emoción se manifiesta en el cuerpo, esto nos lo han enseñado todas las antiguas tradiciones, desde la antigua ciencia del yoga a la medicina china y también en la reciente psicosomática: las emociones y los estados de ánimos están relacionados con el organismo.
La ciencia también se ha ocupado de la relación entre organismo y emociones en diversas investigaciones científicas. Un estudio de hace unos años encontró que las personas enojadas tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas y ataques cardíacos. De hecho, la rabia produce una serie de efectos neuroquímicos en el organismo que aumentan el estrés, lo que afecta negativamente al sistema inmunológico.
La rabia no procesada o reprimida también desencadena un «desgaste» interno que alimenta constantemente un estado emocional inestable.
Cuando uno está sujeto a la rabia, la mente está literalmente «nublada» – recuerda el dicho: «cegado por la ira» – si estamos en las garras de la rabia, ya no podemos ver la realidad, se produce una especie de cortocircuito.
Además, cuando alimentamos estos estados emocionales negativos, no hacemos más que atraer a personas y situaciones a nuestra realidad que continúan alimentando este estado (v. ley de atracción).
No hace falta decir que los pensamientos y las emociones positivas ayudan a crear un estado interior armonioso, que se reflejará igualmente en una vida positiva y armoniosa.
Como gestionar la rabia
A veces nos parece que no podemos controlar la rabia, que no podemos contener esa explosión emocional interna. Pero, por otro lado si pensamos mantenerlo dentro sería aún peor.
Entonces, ¿Cómo podemos procesarlo?
1. Observar
Lo primero que debes hacer es darte cuenta, observa lo que nace dentro de ti y reconocer que la rabia es una emoción, una respuesta emocional a una situación dada, una consecuencia de tus pensamientos inconscientes. ¿De dónde viene tu rabia?
Si puedes observar algo dentro de ti, puedes ver que el observador no puede coincidir con el objeto observado. En otras palabras: no eres tu rabia. Puedes observarla, también puedes experimentarla, incluso puede parecerte «real», pero ese no eres tú.
No te identifique con la rabia.
Ten en cuenta también que no es ni esa persona ni esa situación específica lo que te enoja, simplemente la ira que está dentro de ti sale en ese contexto, libera las energías dentro de ti que no puedes controlar.
Simplemente observa lo que sucede, sin realizar ninguna acción impulsiva.
2. Aceptación
El segundo aspecto, muy importante, se refiere a la capacidad de acoger y aceptar lo que es, tal y como es.
No intentes alejar la rabia, acepta el hecho de que está ahí. Sentirlo.
Está claro que cualquier emoción negativa no es bien aceptada, pero podríamos reflexionar sobre su utilidad. ¿Y si la rabia estuviera ahí para hacernos ver algunos aspectos internos que necesitamos transformar?.
Si podemos dirigir nuestra mirada hacia dentro, en lugar de proyectar siempre las cosas hacia fuera, podríamos preguntarnos: ¿por qué me enojó lo que me dijo aquella persona? ¿Qué «nervios desnudos» ha tocado que esta emoción estalló en mí? ¿Cuál es el mensaje?¿Qué debo aprender?
Dar la bienvenida a lo que es (porque tú lo creaste).
Ser capaz de aceptar las cosas por lo que son es el resultado de una visión de perfección, ya que se entiende que existen leyes perfectas que subyacen al Todo. ¡Entonces puedes aceptar lo creado!
«Dame la fuerza para cambiar lo que puedo cambiar y aceptar lo que no puedo cambiar y sobre todo, permíteme siempre entender la diferencia entre los dos». – Oración de los indios americanos
3. Desahogo y elaboración
La ira es la única emoción cinestésica, lo que significa que debe expresarse con una acción. Golpear una almohada o salir a correr por ejemplo, podría ser una forma de liberar el exceso de adrenalina en tu cuerpo.
Sucesivamente deberás comprender porque nace en ti la rabia (sobre todo si sucede a menudo) y como poder manejarla.
El proceso de una emoción implica una elección consciente y con conciencia. Puede suceder solo en un estado de equilibrio interior y concentración que debes volver a reencontrar.
Inicialmente requerirá un esfuerzo voluntario. El libre albedrío ligado a la fuerza de voluntad, de hecho, nos permite tomar decisiones conscientes y manejar la mente desde el plano interior del Alma.
Podemos decidir conscientemente y elegir no ceder a la rabia para que nuestros pensamientos y acciones ya no estén contaminados por ella.
Esto nos permitirá no estar sujetos a las emociones y viviremos en un estado interno donde ya no hay algo externo que pueda tener control sobre nosotros.
Puede que no siempre sea así al principio, pero prestar atención y hacer un esfuerzo consciente en esta dirección producirá una transformación interior gradual.
Debemos ser conscientes de que la elección es siempre nuestra y que la realidad refleja quiénes somos y las acciones que hemos realizado (ver ley del Karma).
Para trabajar las emociones, además del trabajo interior, podemos contar con la psicología pero también con disciplinas y prácticas holísticas que pueden ayudarnos a disolver las causas fundamentales de los desequilibrios emocionales y restablecer la armonía entre cuerpo, mente y espíritu. Por nombrar unos pocos:
- Meditación (para investigar internamente)
- Reiki (para la armonización energética)
- Theta Healing (para descubrir patrones y creencias limitantes)
- Flores de Bach (para trabajar sutilmente sobre las causas del problema)
- Yoga (para restaurar armonía entre mente y espíritu)
Cuando alguien te hace rabiar es como si te dispararan una flecha en el corazón.
Pero no te golpea y está tirada en el suelo a tus pies.
Luego la recoges y te golpeas repetidamente.
Eso es lo que pasa con la rabia.
Cualquier cosa en la vida puede causar una pelea, pero la decisión de estar enfadado o no es nuestra sola.Lama Rinpoche
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